Con esto recibe gloria mi Padre,
con
que deis fruto abundante;
así seréis discípulos míos.
Un misionero en África tenía una planta eléctrica que
iluminaba la iglesia y su pequeña casa. Un día le hicieron una visita unos
hombres de unos campos lejanos. Uno de ellos se fijó en la bombilla que colgaba
del techo de la sala. Cual no fue su sorpresa cuando el cura le dio al
interruptor y la bombilla se encendió.
Uno de los visitantes le pidió una bombilla y pensando
que la quería como adorno o Juguete le dio una bombilla fundida.
En una de sus visitas a los poblados el misionero entró
en la choza del que le había pedido la bombilla y la vio colgada de una cuerda
cualquiera.
El misionero tuvo que explicarle que para que diera luz
necesitaba una planta, unos cables, una conexión y una bombilla nueva.
¿ERES UN “ENCHUFADO”?
¿De qué sirve tener una
bombilla colgada del techo si no está conectada?
¿De qué sirve tener una Biblia
si uno no está conectado al que es la Palabra viva de Dios?
¿De qué sirve llevar el nombre
de cristiano si uno no está conectado a Cristo que me da el nombre?
¿De qué sirve la hermosura de
nuestro culto si no damos frutos?
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