«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus
lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y
cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el
aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las
lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A
medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!"
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a
preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un
poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las
sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y
nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras
iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron
con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron
también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él
respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto...,
velad,
porque no
sabéis el día ni la hora.»
Mateo 25, 1-13