- «Si quieres, puedes
limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano
Sintiendo lástima, extendió la mano
y lo
tocó, diciendo:
- «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le
quitó inmediatamente, y quedó limpio.
- «No se lo digas
a nadie...»
