Zacarías 14, 9

Zacarías 14, 9
El Señor será rey de todo el mundo. Aquel día el Señor y su nombre serán UNO

5 abr 2014


Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre
¿Crees esto?»


Ella le contestó:

-«Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó:

-«¿Dónde lo habéis enterrado?»
Le contestaron:
-«Señor, ven a verlo.»
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
-«¡Cómo lo quería!»
Pero algunos dijeron:
-«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. 
Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús:
-«Quitad la losa.»
Marta, la hermana del muerto, le dice:
-«Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.»
Jesús le dice:
-«¿No te he dicho que si crees 
verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
 -«Padre, te doy gracias porque me has escuchadoyo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»
Y dicho esto, gritó con voz potente:
-«Lázaro, ven afuera.»
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
-«Desatadlo y dejadlo andar.»
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Capítulo 11 de Juan  

30 mar 2014

Si non ves un carall...atrevete a ver diferente

-«No te fijes en las apariencias... Porque Dios no ve 
como los hombres, que ven la apariencia; 

el Señor ve el corazón.»
1 Samuel 16, lb. 6-7. 10-13a

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:
- «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: - «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: - «El mismo.»
Otros decían: - «No es él, pero se le parece.»
El respondía: -« Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: -« Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: - «Este hombre no viene de Dios, 
porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: - «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: - «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: - «Que es un profeta.»
Le replicaron: - «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿
y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
 - «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: - «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: - «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: - «Creo, Señor.»
Y se postró ante él.
Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38

Quién no ama, está ciego (1Jn 2, 9-11)




El pasado domingo...agua. Hoy...luz

"Ya estoy cansada de ser fría y de correr rio abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa, encender entusiasmos, encender el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero mas fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama". 

Así pensaba en septiembre el agua de rio de la montana. Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios para pedir que cambiara su identidad. "Querido Dios: Tu me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente. Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser? Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego a la tierra. No recuerdo que nunca te compararas con el agua. Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal....".


El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios. Una tarde paso una lancha muy blanca y dejo caer al agua un sobre muy rojo.
El agua lo abrió y leyó: "Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo siento mucho porque no eres una agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizo en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tu preparas el camino del fuego. Mi Espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego..."

Mientras
el agua estaba embobada leyendo la carta, Dios bajo a su lado y la contemplo en silencio. El agua se miro a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella. Y Dios seguía sonriendo esperando una respuesta.
El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios solo lo tiene el agua limpia.... Suspiro y dijo: "Si, Señor, seguiré siendo agua. Seguiré siendo tú espejo. Gracias".

Dale vueltas en tu corazón 

¿Crees tú en el Hijo del Hombre?
Creer en Jesús es creer en el Hombre.
Él es el modelo de hombre, el hombre acabado según el designio de Dios
Alcanzó esa plenitud dejando que el Espíritu lo invadiera.
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Jesús es, a la vez, la manifestación de Dios y el modelo de hombre.
En su humanidad, se ha hecho presente lo divino.
La “carne” ha llegado a su grado máximo de transformación.
El Espíritu asumió y elevó la materia hasta transformarla en Espíritu.
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Mi meta es también dejarme transformar en Espíritu.
Para ello hay que nacer de nuevo.
Tengo que morir a todo lo que en mí hay de terreno.
Y dejar que se despliegue en mí lo que hay de divino.
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